Pero llegó el día.
Llegó el día en que me decidí.
Internet está lleno de recetas para estas magdalenas. Y después de buscar y buscar, me quedé con la receta de María Lunarillos. Y os preguntaréis, ¿por qué?.
Es muy fácil: és la receta original que encontré con menos cantidad de nata.
Dicho y hecho, manos a la obra!!! Esta es la receta que yo hice:
- 175 gr de harina de repostería (tiene la proporción perfecta entre harina y levadura)
- 3 huevos M
- 125 gr de azúcar
- 125 gr de aceite suave (en lugar de aceite de girasol)
- 50 gr de nata líquida para montar
- ralladura de 1 limón
En primer lugar hay que batir con varillas eléctricas los huevos con el azúcar hasta que blanqueen. Seguidamente añadir la ralladura del limón.
En un vaso aparte, mezclar el aceite con la nata líquida. Cuando la mezcla anterior sea homogénea, añadir el líquido. Una vez mezclado, añadir la harina y mezclar a mano lo suficiente para que se integre y ya está.
Esta mezcla hay que dejarla reposar en la nevera unos 10 minutos.
Mientras, preparamos las cápsulas en los moldes de magdalenas y precalentamos el horno a 230º.
Vamos rellenando las cápsulas hasta 2/3 de su capacidad, y ponemos azúcar encima de cada magdalena. Yo he puesto una buena cucharada. Cuando el horno esté a temperatura la bajamos a 210º y metemos las magdalenas unos 18 minutos o hasta que al introducir un palillo en la masa éste salga seco.
¡Listas!
Son unas magdalenas como las de antes, sabrosas, esponjosas mmmmmmmmmmmm!!! cabe decir que a mi me encantan las magdalenas de todo tipo, pero estas están buenisimaaaaaaaaas!!!
¡Os animo a que las probéis!
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